El desfile contagió del ambiente carnestolendo a los cienagueros y visitantes que se volcaron a las calles a observar las muestras culturales.
Redacción General – febrero 9 de 2018
Máscaras y antifaces, tocados y maquillajes, coloridos atuendos, expresión de alegría en los rostros sudorosos. La temperatura castiga los cuerpos, pero estos no se resisten al llamado de los tambores y a la insinuación de la música.
Estamos en carnaval y eso es suficiente para desbordar cualquier expectativa que se pueda tener sobre si los cienagueros desean o no, esta gozadera que se ha visto desplazada por muchos aspectos pero que palpita en el sentimiento de nuestro pueblo que vivió jornadas épicas de esta tradición que no quiere morir sin pena, ni gloria.
El desfile tradicional de las instituciones educativas que se convirtió en una costumbre de los viernes que anteceden al carnaval como señal fehaciente del gusto de los cienagueros por esta fiesta de disfraces y comparsas, de música y colores, de carrozas y reinas, y de uno que otro cola’o que quiere aprovechar la jarana para mostrarse tal cual es.
Este es nuestro pueblo, estas son sus tradiciones y seguirá luchando desde su propia expresión para que no acabe lo que le es tan propio y amado.