Nadie ha dicho esta boca es mía.
Redacción General – enero 15 de 2018
Casi un mes ha transcurrido de haberse desplomado la pared oriental del cementerio San Rafael del sur de Ciénaga y ninguna autoridad ha emprendido la labor de recuperación de ese muro que impedía el acceso de personas de la calle que ahora encuentran el camino expedito para sus prácticas condenables del consumo de drogas y convertir el camposanto en una letrina lo que ha provocado varias discusiones de los vecinos con quienes violan el descanso de los difuntos para hacer de las suyas, sobre todo en las horas de la noche.
«Rompen las rejas de las bóvedas para robarse las lápidas, sobre todo las de bronce, están llegando parejas para realizar sus actos sexuales, el consumo de drogas y para hacer sus necesidades fisiológicas, mientras los visitantes del cementerio San Rafael se encuentran con la desagradable sorpresa de los detritus humanos y los desagradables olores que no se soportan y que no permiten que la visita a sus difuntos sea larga y tranquila» expresó Luis Ramón Sarmiento vecino del sector aledaño al cementerio «de los pobres» que continúa con la pared oriental en el suelo pese a que hace casi un mes que se cayó y que nadie ha emprendido una campaña por su recuperación.
Dijo Sarmiento que: «en el mismo riesgo está el muro del sector occidental, cercano a la cancha de fútbol que en cualquier momento se puede derrumbar, y entonces sí, este camposanto se convertirá en tierra de nadie, que parece es lo que están esperando».
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