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Tanto en el mercado como en la calle el costo de ese alimento «está por los cielos»
Redacción General
La gente que conserva esa tradición por los días de «guardar», han revelado su preocupación por los elevados precios del pescado y los mariscos lo que «pondrá difícil la preparación de los platos tradicionales en los días santos porque no se compadece el valor de las especies con el tamaño de las mismas y algunos abusan en su venta, lo que no ofrece garantías para la elaboración del arroz, cóctel o crema de camarón, arroz de liza o salpicón o buñuelos de macabí, tan de nuestros usos por los días de la semana mayor, especialmente los jueves y viernes».
En una rápida encuesta entre visitantes y compradores en nuestro mercado y con personas que acostumbran a adquirir ese alimento entre los vendedores que lo ofrecen en las carretillas por diferentes puntos de esta cabecera, el resultado es del concepto mayoritario de que « el pescado está caro y pequeño, lo que obliga a comprar una doble cantidad para que alcance a cubrir las necesidades de la familia » dijo uno de los preguntados, quien agregó que: «se necesitan entre treinta y cuarenta mil pesos de pescado para preparar una comida suficiente, mientras que si se compra carne, el gasto es menor. Habrá que probar otras alternativas porque con pescado la semana santa está difícil y ni hablar de camarón, porque su precio ha subido tanto que aspirar a un buen arroz es una ilusión, lo que dificulta continuar con la tradición de los días santos este año»
«Ojalá y la llegada de la propia semana santa no incremente los precios de los productos de mayor demanda por estos días y podamos «arreglar» con los vendedores precios que «acomoden» nuestra economía o se tendrá que recurrir al arroz de sardinas, de atún importado que venden en las súper tiendas o del ingenio de nuestras mujeres para que salven la situación y que no se diluya esta costumbre que heredamos de nuestros mayores para hacer abstinencia de carne por estas fechas. Sabemos que no hay peligro aquí con pescado en mal estado, pero tenemos que reclamar de las autoridades un mayor control con el tamaño de las especies que capturan que muchas de ellas no alcanzan los veinte y veinticinco centímetros, lo que es una violación a las normas vigentes que defienden la extinción de algunas especies, especialmente en las aguas de la ciénaga grande del Magdalena.
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