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Cerca de 1.500 familias dedicadas a la pesca de los municipios de Puebloviejo y Ciénaga, se afectan en sus faenas de pesca porque son expulsados por la fuerza pública y la seguridad privada de los puertos carboneros.
Redacción General
La marcha pacífica se cumplió este lunes 01 de mayo, Día Internacional del Trabajo, en la cabecera municipal de Puebloviejo, Magdalena, luego de la creación de un movimiento que reclama los derechos de las familias que tradicionalmente han realizado sus faenas de pesca en área marítima de Ciénaga, hoy ocupadas por las estructuras de los puertos que exportan el carbón mineral.
“Hoy hicimos una marcha pacífica con toda la comunidad del municipio de Puebloviejo, para demostrar que nosotros tenemos unas cosas pendientes porque durante años estas empresas carboneras han desplazado al pescador de esos asentamientos donde antes hacíamos las faenas de pesca”, manifestó Eleazar Hernández, vocero del movimiento.
Como ya es conocido, el pescador no puede acercarse a esas zonas porque es desplazado por la fuerza pública y la seguridad privada al servicio de las multinacionales carboneras, pero nunca ha sido escuchado.
Los manifestantes exhibieron pancartas con mensajes de rechazo a los puertos carboníferos y la permisividad de las administraciones municipales a la ley que imponen esas multinacionales.
Lo que buscan es tomar la vía legal, para que a través de un proceso jurídico o una demanda se les reivindiquen sus derechos a realizar libremente, como en otrora, su actividad pesquera. Aparte de eso se les reconozca una indemnización de parte del Estado colombiano por permitir a que se atropelle a los más vulnerables.
“Somos 1.350 familias asociadas para esta demanda, 1.250 de Puebloviejo y 100 de Ciénaga, quienes han visto de manera ostensible la disminución en la producción de sus faenas, sumado a la crisis que afronta la Ciénaga Grande por su sedimentación”, explicó Eleazar Hernández.
El vocero del gremio de pescadores, enfatizó que el Estado es tan responsable como las mismas empresas de carbón, porque fueron los que expidieron los permisos y las licencias ambientales cuando estas lo solicitaron, sin exigir respeto por el ecosistema y mucho menos respeto por las comunidades que vivían de la pesca en el sector conocido como la ensenada de Los Alcatraces.
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